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martes, 10 de junio de 2014

El nacimiento del mundo. 1ªparte.

Y todo empezó con el primer ser o ente que existió, Caos. Después aparecieron Gea o Gaya, la Tierra, Tártaro, que es lo más aproximado al infierno cristiano y finalmente Eros, el amor. Éste último es el que acepta más posibilidades en su origen, ya que si bien Hesíodo lo hace aparecer de la nada, ya que se consideraba que el amor era una entidad necesaria para que esos primeros seres iniciasen la reproducción entre ellos, que llevase a la aparición de otros, generación tras generación,  otras versiones lo hacen hijo de Afrodita, diosa de la belleza y el deseo sexual y Ares, dios de la guerra, o de Hermes Dios del comercio y los ladrones, al considerar que esas primeras relaciones no fueron producto del amor, sino de la necesidad. Incluso en otra versión que da Platón en “El Banquete” lo hace descendiente de Penia, la pobreza y Poros, el medio de hacer riqueza.

Igualmente la lectura de la aparición de estos primeros personajes, ha llevado a muchos a entender equivocadamente que Gea, Tártaro y Eros descendían de Caos, pero si nos atenemos textualmente a lo que dice, estos aparecieron después de éste, y de Caos solo surgieron otras dos entidades Nix o Nicte, la noche y Erebo, el mundo subterráneo, al que muchos han querido identificar con el infierno, pero que realmente es mucho más amplio y representaría todo lo que hay bajo la superficie de la tierra.
Hasta aquí sería una primera generación, cuyos protagonistas hacían referencia a las circunstancias espaciales y temporales (la tierra, la noche, el mundo subterráneo) que daría las condiciones necesarias para la aparición de las nuevas generaciones, que harán referencia a situaciones parecidas pero, cada vez, de un modo más específico como vamos a ver. Esta descendencia será producida bien por relaciones entre estos primeros entes, bien directamente de uno de ellos, como en algunos de los casos de Nix y Gea.
De la relación de Nix y Erebo surgieron Éter, que representa la luz o aire más puro, el que respirarían los dioses, y Hemera, el día. De la de Gea y Tártaro nacería el monstruo Tifón, que representaba las fuertes tempestades, huracanes y fenómenos de ese tipo.
 Mientras que de forma individual Nix engendraría a Tánatos, personificación de la muerte natural, Hipnos, del sueño, Moros, del destino, las Keres, seres femeninos que representaban la muerte violenta y la destrucción, Momo, de la burla o el sarcasmo, Némesis, de la venganza, Oizis, de la angustia, Geras, de la vejez, Las 3 Moiras, Apate, del engaño, Filotes, de la ternura, a las Hesperides , las ninfas del atardecer , y Eris o Eride, la discordia, la cual también tendría una prolífica descendencia por sí sola, de características similares a Nix.
Igualmente Gea tendría descendencia de forma individual, a las Montañas, a Ponto, que personifica a la entidad primaria del Mar y a Urano, el cielo, con el que iniciaría la dinastía real entre los dioses que acabaría con Zeus y los Olímpicos.
Luego Gea se uniría a Ponto y tuvo como descendencia a divinidades marinas más específicas, siendo estos; Taumante, que representaba las maravillas del mar, Forcis, a los peligros del mar, Ceto, que era una representación femenina de estos peligros del mar y se uniría a Forcis, Euribia, al dominio del mar y Nereo, que representaba el mar en calma.

También se uniría a  Urano, que sería el primer monarca de los dioses, el cual al llegar la noche, la cubría (el cielo sobre la tierra) y yacía con ella, engendrando a los 3 primeros Cíclopes, Brontes, Estéropes y Arges, que luego serían lo encargados de fabricar los rayos de Zeus, los Hecantoquiros o Centimanos, Coto, Briareo y Giges, seres con 100 manos y también representaban a tormentas y tempestades y a los Titanes y Titanides, que supondrían la continuación dinástica en el poder divino. Después de estos Gea volvería a tener sola, en cierta medida como veremos, a las 3 Erinias, Alecto, Tisífone y Mégara, que protegían el orden universal y castigaban los crímenes, sobre todo los de familia volviendo loco al autor de estos crímenes, a los Gigantes y las ninfas Melias. 

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