Zeus
es un incontrolable seductor que recurre a cualquier artimaña para conquistar
sus amantes y con cada una de ellas tiene un hijo llegando a tener más de cien
descendientes tanto mortales como dioses, su promiscuidad contagia a su
población que se identifica con él iniciando una etapa de desenfreno y
libertinaje.
Hera quiere vengarse por su infidelidad
de su esposo Zeus y organiza una revolución con la ayuda de los demás dioses.
Consiguen encadenarlo mientras duerme y se preparan a destronarlo. Zeus se
enfrenta así al desafío más crítico de su vida, pero sus viejos aliados cien
brazos acuden a ayudarlo y rompen sus cadenas haciendo que los dioses del
olimpo huyan.
Zeus
decide vengarse e imparte graves castigos para los conspiradores, mientras su
pueblo continúa viviendo en la inmoralidad, el crimen y hasta llegan a
practicar el canibalismo. Zeus quiere restablecer la justicia y la civilización
entre los humanos y encolerizado prepara un castigo para que todos sufran su
ira y consiga erradicar el mal para siempre: inunda las ciudades con las
tormentas y todos mueren.
Los
desastres naturales eran atribuidos a Zeus, dios del trueno y una enorme
inundación tuvo lugar durante nueve días y nueve noches la lluvia los castiga y
el agua llega hasta el Monte Parnaso a 2500 metros de altura. Sólo dos mortales
se salvan en un arca (semejanza asombrosa con la historia del diluvio del
Antiguo Testamento). Los científicos suponen que efectivamente hubo una gran
inundación hace miles de años que devastó casi todo el planeta y se han
encontrado muchos indicios que podrían probarlo.
Zeus
finalmente es destronado por los creyentes de una nueva creencia religiosa, la
del Mesías Jesucristo que hizo que su poder se diluyera. La deidad más
poderosa, temida y respetada por miles de años, no tuvo poder sobre el destino
que fue el único que pudo destronarlo. Estos mitos aún siguen siendo recordados
porque se encuentran en el inconsciente de toda la humanidad.
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